Los meses más fríos del año (diciembre, enero y febrero) suelen ser también los más ventosos en la Costa Blanca. La orografía de Jávea permite disfrutar de vistas únicas cuando los días son barridos por el viento. Hay algunos lugares que aseguran unas panorámicas fantásticas que a veces vemos retratadas en fotografías. La contrapartida: resistir fuertes rachas de esas que nos hacen preguntarnos qué hacemos allí.
Estos son los cuatro sitios preferidos de los amantes del viento en Jávea:
1. La cima del Montgó.
Seguramente la panorámica más impactante pero también la que requiere más esfuerzo. Para conseguirla hay que subir los 752 metros y, probablemente, soportar el frío y sobre todo el viento que sopla en la cumbre durante los meses de invierno. Sin embargo, vale la pena cuando nos situamos en la cúspide de la emblemática montaña y miramos a nuestro alrededor. Son 360 grados de belleza: el Cabo de San Antonio, la bahía de Jávea, el Peñón de Ifach, Aitana, Segaria, Cullera, la costa de Gandia hasta Dénia...
2. Los Molinos de la Plana.
Como su nombre y arquitectura revelan, los molinos fueron construidos -algunos en el siglo XIV- en la planicie del Cabo de San Antonio conocida como Las Planas porque es un lugar en el que suele haber viento buena parte del año. En la actualidad se está llevando a cabo la reconstrucción de parte del conjunto de once molinos y en algunos de ellos se colocarán incluso aspas como en su origen. Sentarse en uno de los márgenes junto a los molinos, sentir el viento en la cara y observar toda la bahía de Jávea al fondo; son sensaciones únicas.
3. El Cabo de San Antonio.
Desplazarse hasta el final del cabo, junto al faro, y conseguir -ojo, a veces es difícil- abrir la puerta del coche venciendo al fuerte viento, valdrá la pena cuando nos demos cuenta de que tenemos delante, y la podemos ver, Ibiza. Sí, durante muchos días del año, gracias al viento, las islas de Ibiza y Formentera son perfectamente visibles desde varios puntos de Jávea, como es el caso del Cabo de San Antonio.
4. El Cap Prim.
Nos vamos desplazando hacia el sur y, también, hacia el este: el mar. La ruta que lleva hasta el Cap Prim es relativamente sencilla de recorrer. Sólo hace falta tener clara una cosa: cuando lleguemos al final de cabo vamos a estar rodeados prácticamente sólo de agua. Y si hace viento lo tendremos por lo cuatro costados. Un fenómeno que permite vislumbrar con todo claridad Jávea con el Montgó al fondo, la maravillosa Illa del Portichol al sur y el horizonte del mar.
5. El Mirador de la Granadella.
Junto a la subida al Montgó, es la ruta más difícil, no tanto por la distancia sino por el desnivel que debemos superar. Pero una vez hemos llegado lo vamos a olvidar rápidamente. Los acantilados de Jávea y Benitachell son diferentes desde el mirador de la Granadella. Aparecen ante nosotros vírgenes, desnudos, con todo su fuerza. Es tanta la fuerza del viento en este lugar que es probable que nos encontremos con las indicaciones por el suelo.
Como hemos visto, en Jávea los días de viento pueden ser una gran oportunidad para disfrutar de las sensaciones únicas del paisaje.
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